Desde la primera edición del estudio, identificamos tres perfiles entre los latinoamericanos y relacionamos lo que dicen con lo que hacen para preservar el planeta.
Los compradores que se preocupan profundamente por la sustentabilidad y adoptan medidas concretas para reducir desperdicios son llamados Eco-Actives. Los Eco-Considerers demuestran interés y conciencia sobre el tema, pero no logran poner todo en práctica. Ya los Eco-Dismissers se involucran poco o simplemente no consideran la sustentabilidad un factor relevante de decisión.
En 2025, vemos un escenario de retracción entre los más comprometidos. Los Eco-Actives bajaron del 28% en 2024 al 22% en 2025, mientras que los Eco-Dismissers avanzaron del 38% al 40%. Los Eco-Considerers, por su parte, pasaron del 34% al 38%.
Cada país, sin embargo, cuenta una historia diferente. Argentina y Chile mantienen los niveles más altos de compromiso de la región, con el 32% y el 31%, respectivamente, de la población clasificada como Eco-Actives, reflejo de una convivencia directa e histórica con eventos climáticos. En el extremo opuesto, Brasil (66%) y Bolivia (55%) presentan las mayores proporciones de Eco-Dismissers, reforzando la distancia entre percepción y acción en la región.