¿Por qué no los Eco-Dismissers?
El público menos comprometido es responsable por dos tercios del gasto en bienes de consumo masivo en la región
Durante años, concentramos el debate sobre sustentabilidad en los consumidores que ya transformaron la conciencia en acción. Pero, en 2025, nuestro ángulo apunta que la oportunidad está en mirar hacia el otro lado del espectro: los Eco-Dismissers.
Este grupo representa al 40% de los latinoamericanos y mueve € 31,8 mil millones en bienes de consumo masivo en la región. Sin embargo, solo el 3% logra realizar efectivamente acciones sustentables. La brecha evidencia el tamaño del desafío, pero también el potencial de transformación.
A pesar de la distancia con respecto al discurso sustentable, los Eco-Dismissers no son indiferentes al mundo: el 20% dice estar preocupado por las fake news (ante el 21% en el promedio regional), el 12% por la desigualdad racial (versus el 14%) y el 13% por la desigualdad de género (versus el 14%).
Esto significa que no se trata de desinterés, sino mucho más de la dificultad que ya comentamos anteriormente en este estudio, además de prioridades diferentes. Tanto es así que nuestros datos muestran que el grupo no difiere de los demás en edad o tamaño del hogar. El único contraste está en el nivel socioeconómico.
La buena noticia es que hay apertura para aprender y experimentar. Cuando observamos las categorías de compra, el 31% de los Eco-Dismissers afirma nunca haber comprado productos con materiales reciclados en los envases, pero les gustaría hacerlo o no saben exactamente qué son. Lo mismo ocurre con los ingredientes locales (34%). Esto muestra curiosidad latente y espacio para la educación y la comunicación accesible.
El reciclaje sigue como otro desafío concreto: el 47% de los latinoamericanos de este grupo no entiende el proceso doméstico, el 47% no comprende las etiquetas y el 51% no sabe qué hacer con los envases biodegradables. Por eso, cuando observamos la práctica, esta es baja: el 64% nunca o rara vez recicla pilas y baterías, el 58% vidrio y el 55% aluminio.
El camino, por lo tanto, es claro: es hora de entender e incluir a los Eco-Dismissers. El pequeño interés que demuestran hoy puede ser el punto de partida para un cambio de comportamiento, y para un nuevo ciclo de crecimiento sustentable en América Latina.